A mi abuela muerta, ni tan muerta
Resumen
Josefina, no sé si te quiero, porque aprendimos que el afecto se corpora-liza, se deposita en la otredad. Aunque vi tus huesos, no supe como apreciarlos, porque también aprendimos a querer rostros, ciertas formas definidas que nos causan familiaridad o cercanía. ¿Cómo puedo quererte si no conocí tu abrazo, tu sonrisa o tu severidad? Luego veo tus fotografías, así que eras menudita; de cabello rizado, oscuro y corto; de ojo verde; de manos curativas. Esa pista me la dio mi padre, porque me contó que aliviaste con hojas de “lengua de vaca” el dolor de espalda de don Roberto Zamora y en agradecimiento, él les indicó el sitio exacto para cavar el pozo que hasta la fecha no se ha secado. Dicen mis tíos, mi madre y mi abuela que eras culta, porque leías tanto y porque no había tema que te resultara desconocido. ¿Cuántos libros habrán pasado por tus ojos y tus manos? Ya que terminabas obras completas en dos o tres días, yo creo que por eso tenías noción de mu-chas cosas

Descargas
Publicado
Cómo citar
Número
Sección
Licencia
Derechos de autor 2023 Janim Marcela Escobar Paniagua

Esta obra está bajo una licencia internacional Creative Commons Atribución 4.0.
Cultural-e permite compartir, copiar y redistribuir el material en cualquier medio o formato; adaptar, remezclar, transformar y crear a partir del material para cualquier propósito, incluso comercialmente, dando crédito a la obra de manera adecuada y proporcionando un enlace a la licencia indicando si se han realizado cambios.
Cultural-e se encuentra bajo la Licencia Creative Commons Atribución 4.0 Internacional (CC BY 4.0)